MERCEDES CHENAUT
LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO: S.M. de Tucumán, 19 de Junio de 1957.
Soy LICENCIADA y PROFESORA EN LETRAS, egresada de la Universidad Santo Tomás de Aquino.
Trabajé en el CIILIJ -Centro de Investigación en Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad Nacional de Tucumán- como Encargada del Area Investigación y Docencia, en los años 90
Coordino desde hace 18 años el TALLER LITERARIO “ANIMARSE A GRITAR” que funciona desde esa fecha en el Museo Casa Histórica de la Independencia, en horario matutino, y actualmente también en dos turnos vespertinos en distintos espacios de la ciudad
En Tafí del Valle, organizo y cooordino desde hace 7 años, un espacio cultural durante los meses de Enero y Febrero, en Estancia Los Cuartos.
Publiqué en La Gaceta Literaria del diario La Gaceta de Tucumán, desde el año 1974 y hasta 2004: cuentos, poesías, crónicas de viajes, prosa lírica....
Como cuentista colaboré en varias antologías.
Escribí un libro junto a Juan Carlos Yapura, nativo tafinisto, de carácter literario antropológico titulado “MEMORIAS DE UN ELEGIDO: Juan Carlos Yapura y los Tesoros de Tafí”. Tiene ya dos ediciones.
Dicté cursos, conferencias y actué como expositora sobre temas literarios –muchos relacionados al universo borgiano- y presenté en congresos y simposios ponencias cuya temática se vincula a la tierra tafinista, donde asesoro y tengo a cargo el área reservas e informes de mi emprendimiento “Estancia Los Cuartos”, dedicado al Turismo Rural Cultural.
Dicen de mí
Todo culpa de Julio
Decís, Alicia, que soy fama y cronopio, híbrido perfecto entre los que se atan el pelo y los que salen a los gritos bajo la luna, descalzos y desmelenados. Una vez más, tenés razón. Una vez más, tu criteriosa mirada de fama erótico, de cronopio prudente, ha acertado. Hoy me desperté fama: tomé un analgésico potente, una medicina de las que vienen en caja y con prospecto, y salí a hacer lo que se espera de mí. Anoche, en cambio, con ínfulas extremas de cronopio, convoqué a los arcanos de la tierra, al duende de la siesta –aunque era de noche, como dije- y me entregué a ellos hasta fundírmeles, hasta comportarme como un ser esquivo, incierto, pura ráfaga. Desconcerté a todos, y en ese desconcierto, me reconocí.
Horacio dice que soy una esperanza, que me dejo “viajar por las cosas y los hombres”… Quizás también él tenga razón. Quizás después de los molinos de viento, de ser Juana de Arco, de los trabajos y los días, me he entregado: ya no soy; sólo estoy. A merced de cronopios y de famas, relajada y laxa, bajo el sol de las 12. Este sol que ya no se parece a la cabeza del Bautista sino al círculo del eterno retorno. Me dejo llevar a los tumbos, aparentemente desganada, cronopísticamente feliz.
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