Todos los meses se realiza el "CAFÉ LITERARIO LETRARTE" en el Centro Cultural Eugenio F. Virla (25 de mayo 265, S. M. de Tucumán) - !!NO FALTES!!. Llevamos ya 10 años consecutivos.

Celia Aicziczon de Franco


CELIA AICZICZON DE FRANCO
 Doctora en Artes (área Estética). Profesora en Filosofía, graduada en la Facultad de Filosofía y Letras U.N.T.
  Ha publicado libros y trabajos de investigación en revistas nacionales e internacionales; libros de ensayos y poesías tales como “Mito, Fiesta, Rito”; “A 50 Años de la Creación del Inst. Superior de Arte”; “Lodo y Cenizas”, “Antígonas Modernas”; “Eros&Thanatos” entre otros.  En 2009 ganó el primer premio de poesía de la Editorial “Los cuatro vientos” que consistió en la publicación  del libro próximo a editarse “Laberintos de la Memoria y del Olvido”.

 EL ANGEL
                          De pronto, así de pronto
        en un día cualquiera
        el  ángel te abandona,
        te suelta de la mano,


        -¿ o fuiste tu,

         quien soltó la suya?  

       y sientes la caída ...
      El suelo que se agrieta
      y el embudo te engulle,
      y no ves el final.

     Un golpe y otro golpe
     y el cuerpo que te duele
   golpeando las ásperas paredes
   y sientes en el alma las heridas
    y el fondo que no llega,
    sin luz que se vislumbre
    y con ese dolor que duele  tanto.

      Y tu estiras la mano
      sin encontrar salida.


   Al otro lado
    Nadie...


PLENITUD 
Iridiscencias de los cuerpos
la piel exhala
perfumes
mirra y de jengibre.

Las manos sobrevuelan
sobre los montículos de tus senos
y tu pubis
en una exaltación de los
sentidos,
en el goce no permitido
de la felicidad plena.



INSOMNIO

El insomnio acorrala la noche,
la atrapa entre sus redes,
y teje su tela de fantasmas,
de ensueños,
de finas fantasías.
Laberintos por donde viaja la memoria,
buscando el centro
que , esquivo,
se desvanece en nuevos desencuentros.


        SERENIDAD

Es tiempo de frenar tempestades,
de recoger las velas
hinchadas por el viento
y regresar a la tranquila orilla.
Es tiempo de mirar hacia atrás
-sin renunciar al corto
futuro que nos queda-
con el alma serena
contemplar lo sembrado y la cosecha
y los maduros frutos,
una vida ya hecha.
Es tiempo de mirarse a los ojos,
mirarse en el espejo
que sagaz nos descubre
que la vida  está siendo,
pero también que ya fue.
Es tiempo de amainar rebeldías,
de sentarse a la
orilla del mar
-y si es posible-
de gozar el espacio
y del tiempo
que queda de la vida.
Que cuando la muerte venga
- no sólo a visitarme-
sino para llevarme
con ella para siempre,
que sea en verano o primavera
cuando el sol caliente
mi piel inerte
y los jazmines
empalaguen el aire
y perfumen mi cuerpo
y –quizá entonces-
el ángel olvidado
me levante en sus alas
para poner fin a la fatiga diaria.

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