Todos los meses se realiza el "CAFÉ LITERARIO LETRARTE" en el Centro Cultural Eugenio F. Virla (25 de mayo 265, S. M. de Tucumán) - !!NO FALTES!!. Llevamos ya 10 años consecutivos.

Lucila Rosario Lastero (Salta)


LUCILA ROSARIO LASTERO

Nació en Florencio Varela, Provincia de Buenos Aires, en 1978. Se radicó en Salta en 1980. Narradora; Profesora en Letras por la Universidad Nacional de Salta.
Recibió varias menciones y premios literarios en concursos nacionales de cuentos. Entre ellos, la Mención especial en el Certamen nacional de Cuento breve “Gastón Gori” de Santa Fe 2006, y Cuarta mención en el Concurso “Rosalía de Castro” de Pellegrini, Provincia de Buenos Aires. En 2007 obtuvo el Segundo Premio en el Concurso “Alfonsina Storni” de la SADE Seccional Marcos Juárez, Córdoba. En el año 2007 también ganó el Primer premio en los Concursos Literarios anuales de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta, por el libro de cuentos No habrá nunca una puerta. En el año 2010 ganó  una beca en el “Concurso Becas para artistas y escritores del interior del país, Especialidad Letras” del Fondo Nacional de las Artes.
Actualmente ejerce como docente en varias instituciones secundarias y terciarias de la Provincia de Salta e integra un proyecto de investigación sobre estudios literarios en la Universidad Nacional de Salta.


BUSCAR EN EL AIRE
-Cuando la vea, por fin, le voy a decir cuánto la extrañé. Ay mi querida Durmisa, vos creíste que estaba muerto, pero no, fue todo un error, aquí estoy, vivito y coleando. Me contaron también que pensaste que había sido tu culpa…pobre, culpa de qué, si ya bastante tenías con las cosas de la casa como para ocuparte de mi enfermedad, una cosa de nada… vos no tuviste la culpa. Y me contaron que me buscaste por todos lados, y que llorabas, llorabas mucho… pobre Durmisa.
El hombre entra eufórico al rancho en el que lo espera su esposa, pero no la encuentra. Revisa todo, pero sólo está la casa vacía y, sobre la mesa, se desparrama un amplio manto de maíz seco.
-Durmisa, ¿dónde estás ahora…?- suspira el hombre, apesadumbrado.
Sólo rompe el silencio del momento, el canto de un pájaro del tamaño de un gorrión que se ha posado sobre el tejado y  grita, como si llorara, “cres… pín… cres..pín”.
 
ALDANA EN CASA
Su mamá y sus hermanitos habían salido y Aldana se había quedado sola.
Vio un poco de dibujos animados, saltó a la piola y jugó con la muñeca, pero después se aburrió y decidió pintar la casita de cartón.
Primero pintó las paredes de lila, con una fibra gruesa. Después pasó verde por encima del lila. Se cansó de la pintura sola y comenzó la pegatina de pedacitos de papel de diario alrededor de la casita. Sobre los papeles arrojó colores de témperas, y fideos y retazos de tela...
No había caso. No le gustaba cómo quedaba. Harta de todo, prendió un fósforo, quemó completamente la casita y se fue a lo de Magda.
Aldana, su mamá y sus hermanitos, estuvieron casi un mes en la calle hasta conseguir una nueva vivienda.

 CABRITO PERDIDO EN LA QUEBRADA
Don Cosme subía y bajaba peñascos. Su único cabrito se había perdido en la inmensidad de la Quebrada de Humahuaca.
Un turista europeo vio tan preocupado a Don Cosme que decidió ayudarlo sin ningún compromiso y sólo por incurrir en alguna aventura exótica.
Finalmente, fue el turista quien encontró al dichoso cabrito, atrapado entre unos arbustos achaparrados.
Don Cosme, muy agradecido por el hallazgo, lo invitó a su casa y lo convidó con una exquisita cazuela de cabrito.
 
PRINCESA EN ESPERA
La princesa duerme su sueño de larguísima espera. 
Un día, por fin, el príncipe se aproxima hacia el castillo encantado. Vislumbra de golpe una escarpada colina y se detiene. Tiene dudas sobre el camino correcto. Por suerte, pasa un arriero y el príncipe pregunta.
-Dígame... para el castillo de la princesa encantada.... ¿Es éste el camino...?
-Sí, éste es. En la cima de esa colina está el castillo.
-Pero... se ve muy alta. ¿Cuánto tardaré en subir? ¿A qué altura estará el castillo?
-Y... el castillo está a unos cien metros por encima de nuestras cabezas.... Pero el camino es ameno. Si se apresura, tardará una media hora.
La princesa espera y espera. Pero el príncipe no llega nunca. Pobre princesa, no sabe que se ha topado con otro príncipe que nunca iría en busca de una mujer que esté muy por encima de su cabeza.