Todos los meses se realiza el "CAFÉ LITERARIO LETRARTE" en el Centro Cultural Eugenio F. Virla (25 de mayo 265, S. M. de Tucumán) - !!NO FALTES!!. Llevamos ya 10 años consecutivos.

Alfia Arredondo Orozco(San Juan)

ALFIA ARREDONDO OROZCO


Alfia Arredondo Orozco
Nació en 1976. Es Profesora de Literatura, ha coordinado Talleres Literarios y participado en diversos Encuentros de Escritores. Integró con otros jóvenes los grupos literarios “Pa’ pyro” y “Proezías”, en San Juan. Algunos de sus poemas figuran en plaquetas, revistas y antologías nacionales e internacionales. Obra publicada: “Rituales de Agua”, editorial Dunken, Buenos Aires 2007.
Ahora que amanece más temprano
puedo ver un sol
que siempre aguarda
pacientemente como un templo…
Pero ver la luz
es un esfuerzo
y como todo
requiere nuestras manos…
amasando la noche
como antiguas viejas
para hornear un pan
sin más preguntas.

 Mar muerto
en mi lengua,
palabras
como ánimas
penando entre el cuerpo,
me pondré a rezarlas
para dejar en paz
tanto silencio.

Juro,
nunca me callé.

Si tan sólo
me hubieran mirado,

                        el mar sería
                                       espuma fértil.

 La puerta
se ha ido abriendo
lentamente
cada tacto
definió el futuro,
la espera ha sido
demasiado aprendizaje
para mi alma temerosa de la muerte.
Sólo decidí tu beso
y un mensaje profundo
desde el mar.
Siempre me quedé quieta
y respetuosa, frente a las olas,
como intuyendo un antiguo ritual;
me paralicé ante tu respiración
y a tientas, pisando errores y aciertos,
puse mis dedos, uno a uno,
deslicé la puerta
y el futuro se abalanzó.

 Hubo otra Penélope
y otra odisea por donde
le tocó naufragar.
Nadie la vio
ahogarse de esperas
hasta quedar sin aire,
tejer una manta desteñida
con manos como piedras
y espalda curvada de llanto.
Nadie la vio
acorralada de noches,
entre el vacío
rasgada de celos,
odiar a Ulises
por ese amor
que la extirpaba de la vida
hasta quebrarle la luz.
Hubo otra Penélope
que rió alguna vez con ojos nuevos
soñando sábanas sin grietas,
renegó de los dioses
y el destiempo,
lloró algún castigo incomprendido
y la distancia

                      la distancia
de la que nunca se vuelve.
Penélope no esperó
y Ulises encontró
un barco hundido
en su lengua
mientras la besaba.
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