Todos los meses se realiza el "CAFÉ LITERARIO LETRARTE" en el Centro Cultural Eugenio F. Virla (25 de mayo 265, S. M. de Tucumán) - !!NO FALTES!!. Llevamos ya 10 años consecutivos.

Violeta Herrero (Salta)


VIOLETA HERRERO

Violeta Herrero - Nació en Salta, Argentina, 27/02/59. Bailarina. Escritora. Abogada. Fiscal Civil en Salta, Argentina. Alma de docente, y capacitadora en diversas temáticas. Mediadora, especialista en Derecho de Familia (Univ. Nac. de Rosario de Santa Fe, Argentina) y especialista en Derechos Humanos (Univ. Nac. de Salta, Argentina). Le falta dar la tesis para la Maestría en Derechos Humanos. Ligeramente marginal respecto del establishment. Tiene dos hijos y una hija, un nieto y una panza probablemente de nieta. Un rottweiler, una dogo argentina y una ovejera alemana. Publicó: En Derecho e Investigación Interdisciplinaria: doce títulos. En Historia: “La tercera gesta. Historia del Gral. Martín Miguel de Güemes”, tres ediciones. “Una nueva mirada sobre Juana Azurduy de Padilla”, cinco ediciones. En Prosa: diez obras, entre cuentos y novelas. En Teatro (Inéditos): “Fruto prohibido”, 2003. Juana Azurduy: Una Revolución Inconclusa”, unipersonal estrenado el 6 de noviembre de 2009, con dirección de Mario Cura, en Salta. En prensa: “Juana Azurduy de Padilla. Vida y obra. Bicentenario de la Patria y emancipación social”


FELIZ CUMPLEAÑOS

(A mi primogénito)

Yo quisiera, hijo mío, cuando mires
a los ojos de tu pequeño hijo,
que pudieras captar por un momento
lo que al mirarte a vos-bebé sentía.

Si después de dolores infinitos
hace treinta años te parió mi seno,
mientras te daba vida, vos me dabas
nuevas raíces y un volcán de empeño.

Muchos desiertos sospeché en tu cuna:
la injusta ausencia de tus dos abuelos
y la ausencia total de mi ternura.

Años más tarde, treinta justamente,
más allá de torpeza y desencuentros,
creo por fin que no faltó ternura
ni estuvieron ausentes los abuelos.

Cada vez que te alcé, que nos reímos,
cada vez que lloré con tus dolores,
allí mismo estuvieron los ausentes
llevándose muy lejos mis terrores.

Y hoy la vida, con Thiago, nos perfuma:
tus nuevos años, con su maravilla,
mi otoño frágil, con su dulce cuna.

DESPEGADOS

No sé dónde te fuiste
Yo busqué tu persona
descosida
de la sombra
Ni la una
ni la otra
Quedaron en mis palmas yertas
tus ojos convertidos
en signos de pregunta

No sé dónde te fuiste
Hoy encontré la sombra
pero tus ojos, tiernos en mis manos,
no han querido acoplarse
a sus órbitas.

PAPITO MÍO

¿Por qué me pegas? Dime qué te hice.
Esperaba de ti las manos tiernas,
la voz del céfiro que ríe y canta,
y la plegaria azul que me consuela.

Aguardaba tu amor como es el mío,
que desborda alegría cuando vienes
junto a mi cuna o junto a mi camita
o al breve espacio donde los juguetes

son los que mandan. ¿Sabes? Cada día
algo aprendo en las cosas que recojo
mientras gateo tras mi autonomía.

¿Por qué a veces me pegas, ay, papito,
y dejas mi alma triste y dejas rojo
y abatido mi pobre cuerpecito?

REZO POSMODERNO

“Padre Nuestro, que estás en los Cielos,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hágase tu Voluntad así en la Tierra
como en el Cielo y como en esta casa,
después del abandono de ese desgraciado que huyó con su secretaria.
Danos hoy nuestra cuota de alimentos de cada día,
perdona mi ingenuidad, y que me perdonen
los acreedores que tengo ahora. Y perdóname
porque no creo
poder perdonar a esos dos que me ofendieron.
No me dejes incurrir nuevamente en matrimonio
y líbrame de todo varón.
Amén.”

A NAELA

Ángel de mi guarda, dulce compañía,
cuida de mi fémur de noche y de día;
ángel de mi guarda, cuida de mi cuerpo,
mis brazos alados y piernas que sueñan…

Ángel que en la noche convoco y extraño,
cuida de mi nuevo hueso emocionado
y con las esponjas que doran el día
sigue siendo siempre dulce compañía…

Ángel de la guarda, cuida de mi fémur,
cuida mis palabras, riega mi sonrisa,
llévate las nubes que no corresponden
en tierras y mares de la vida mía.
Y pon en mi acento tus cálidas notas
para que no vuelvan sensaciones frías…

Ángel de mi guarda, cuídame del miedo,
reduce la esquirla de mi campo en guerra
y hazla que, cual tallo de rosa, se yerga
en el hueso nuevo de mi nueva vida.

Ángel de la guarda, dulce compañía,
cuida de mi cuerpo y alísame el alma,
y cuando disponga mi Padre del cielo
que el tiempo vivido por demás me alcanza,
conduce mis pasos seguros, mis huesos,
todo lo que es alma, carne, piel y risas,
los sueños frustrados y los obtenidos,
al Jardín Eterno donde nada duele,
y cuando en sus brazos me estreche María
comprenda esta lucha que lleva milenios…




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