Todos los meses se realiza el "CAFÉ LITERARIO LETRARTE" en el Centro Cultural Eugenio F. Virla (25 de mayo 265, S. M. de Tucumán) - !!NO FALTES!!. Llevamos ya 10 años consecutivos.

Daniel Ramiro Morán (Bs. As.)


DANIEL RAMIRO MORÁN

Escritor e ilustrador Nació en Capital Federal el 20 de julio de 1949 Radicado en Carmen de Patagones, Patagonia Bonaerense desde 1965 Publicó en antologías. Obtuvo menciones como ilustrador para el Plan de Lectura de la provincia de Río Negro e hizo publicaciones relacionadas a educación y trabajo, y educación básica de adultos.

MI SUEÑO CON JOSEFINA

Autor: Daniel Ramiro Morán

Algo me despierta,… no sé que fue, .. miro en la penumbra a mi alrededor, Solo siento a mi izquierda la respiración de Josefina, mi sueño dorado, con su cuerpo desnudo, sensual, abrazado al mío, que hermosa calidez proviene de ella,… que lindo es descansar así.

Mi brazo quedó apretado, no lo siento. Desplazo un poco mi cuerpo, para sacarlo de debajo de su cintura, no quiero despertarla, observo su silueta en la penumbra. Se la ve tan plácida durmiendo entre mis brazos... .

Pero al brazo lo tengo dormido… Hago un esfuerzo, despego mi cuerpo desnudo del de ella y lo retiro muy despacito... lo pude sacar. Ah … ¡Qué hormigueo tengo!... Levanto el brazo…y abro y cierro mi mano para que corra la sangre, ay, ay, ay , son pinchazos que siento cuando vuelve a circular.

Josefina se acurruca nuevamente. Yo... feliz, , la envuelvo con mi brazo semidormido y acaricio su espalda desnuda…¡está fría!... o es mi mano todavía dormida… La recorro suavemente desde su nuca hacia su cintura...

Está destapada… busco a tientas las cobijas.. no las alcanzo,… me incorporo con suavidad muy despaciosamente, hasta que mis dedos atrapan el borde. … ¿será el costado, la parte de abajo o la parte de arriba?... que se yo en la penumbra todos los gatos son pardos… Comienzo a tirar suavemente, noto que algo se corre debajo de mi pierna izquierda, parece que voy bien.

Ahora se está enfriando mi espalda... No importa, por nada del mundo quiero despertarla... Ni bien lo pienso, se mueve un poco.

Tengo mi cuerpo un tanto cruzado por encima de ella y mi brazo extendido tirando de las cobijas para cubrirla y repentinamente percibo su aliento en mi cuello y un suave mordisco en mi oreja izquierda, mientras que, de su garganta emite un suave gemido de placer.

_¡Bueno, la desperté!_ pienso

Me abraza con fuerza justo al mismo tiempo en que acabo de cubrir totalmente su espalda. Me dejo caer hacia atrás. Josefina se acomoda mejor y sigue aferrada a mi. Qué hermosa sensación, hace dos horas estuvimos entrelazados envueltos en esa turbulenta nube de pasión descontrolada… y ahora… ¡¿de nuevo?!

No… no doy más, no sé si tendré fuerzas,… mejor me quedo quieto, recuerdo casi en detalle cada momento vivido desde que nos acostamos. Suspiré profundamente, mientras ella permanece inmóvil retornando al sueño, sólo no quería que me levantara.

Seguí mirando las cobijas donde se notan las siluetas de nuestros cuerpos y la siento abrazada con su cabeza sobre mi hombro, fundida a mi cuerpo, yo envolviéndola con mi brazo izquierdo, con actitud protectora, mientras que mi mano derecha, permanece apoyada sobre su hombro acariciándola con ternura.

Repaso cada instante, ella siempre fue el motivo de mis desvelos. Cuantas noches soñé con ella, dormido y despierto. … y hoy … hoy es realidad.

Vuelvo a pensar como entró a mi vida y como hoy después de tanto tiempo, llegó hasta mi casa y hasta mi cama. Su rostro, su sonrisa nerviosa, durante el encuentro, su caricia en mi rostro, el tierno beso que le entregué… y después sus labios sobre mi boca que me dejaron perplejo por un momento,.. luego se desató una catarata de caricias, besos y abrazos que dieron paso a momentos maravillosos. Su desnudez y la mía, ese amor compartido y la pasión, cuanto fuego para darnos… Sentir su aroma, su perfume, su piel… Sin dudas fueron los mejores momentos de mi vida, solo tuvimos palabras de amor y mirarnos con pasión a los ojos, con un aura de ternura.

Sigo pensando y repasando, lo vivido... una hora, dos horas, que se yo… hasta que el sueño…

¡Algo me despierta! …. Trato de abrir los ojos, me cuesta, estiro mi brazo Josefina no está,.

Cierro y abro los ojos repetidas veces, parpadeando con fuerza quiero despertarme y verla…. no está… ¿Estará en el baño? ¿Habrá ido a la cocina? Agudizo el oído… ni un ruido.

Me incorporo, miro a mi alrededor, la habitación está ordenada, como siempre la tengo, solo la cama un poco desecha y nada mas… como si hubiese estado solo todo el tiempo

¡Ay… no!, ¡Ay no!,… otra vez ese sueño recurrente que se hace cada vez más vívido…. Pero esta vez ¡fue tan real! .

No… no puede ser… ¡otra vez lo mismo!...¡siempre lo mismo!.

La angustia me invade. Me siento en la cama, bajo las piernas, me pongo las pantuflas, … respiro profundamente, me falta el aire,… me incorporo y me dirijo a la cocina, arrastrando los pies. Todo esta igual que siempre..

Me siento abatido… ¿por qué este sueño? … ¿qué obsesión tengo con ella? … ¿me estaré volviendo loco?.... ¿puede un hombre enloquecer de amor?...

Lleno la pava con agua, enciendo la hornalla de la cocina y pongo a calentar el agua. Busco la yerba para hacer mate mientras sigo mirando hacia todos lados, buscándola… No está. Ni una sola cosa fuera de lugar para tener una esperanza. Regreso al dormitorio, miro la cama… nada, cada uno de los muebles, nada…

Entro a la cocina y miro a contraluz, para ver huellas de sus manos en la mesa, o de sus pies en el piso… vuelvo al dormitorio hago lo mismo … y nada.

Observo en la puerta de entrada,… nada, me asomo al patio y.. nada fuera de cómo siempre está.

Estoy aturdido, necesito lavarme la cara con agua fría, quiero despejar mi mente atormentada. Entro en el baño, me miro al espejo ¡qué cara! ¡Estoy totalmente desecho!, … me quedo mirando como el agua sale de la canilla… me mojo la cara, mientras repito: no puede ser, … no puede ser,… ese sueño me va a matar.

Miro hacia el costado,… mis ojos se llenan de lágrimas… de alegría.

¡No fue un sueño! ¡No fue un sueño!...

El inodoro tiene la tapa cerrada.


EL PROFESOR QUE NO LLEGÓ…

Autor: Daniel Ramiro Morán

Salgo apurado del trabajo, voy para la escuela. Está cosa de finalizar mis estudios secundarios a los 48 años, me está matando, al menos hoy no hace tanto frío como ayer. Quizás sea porque no hay viento… o porque voy muy apresurado.

Menos mal que son solo tres cuadras. Hoy tengo Lengua con la increíble profesora que la última clase hablo de los alumnos que llegan a tarde seguido, mientras me miraba a mi casi exclusivamente.

Llego a la puerta de la escuela, ingreso, ya no hay nadie en el patio cubierto, están todos en las aulas. Camino unos cinco metros y veo venir a alguien.

¡Uy no! .. ¡justo la profesora.!

Hola… buenas noooches .--me dice.

--hummm sonó como a cargada. -pensé -

Buenas noches profesora… ¿que pasó que no está en el aula? Le contesto

Con una sonrisa socarrona me dice “Claaaro … ud. Daniel como llega tarde sieeempre, no se enteró que el otro día dije que iba a venir un estudiante de la universidad que tiene que dar una práctica, porque próximamente se recibirá de profesor de lengua y literatura.

Pienso - Sino fuera por la nota, lo que te diría a ésta... l y encima es cierto.. me olvidé una compañera me dijo eso.

Este muchacho –continua diciendo la profesora- preparó una clase especial, así que vaya y colabore con este próximo profesor de Lengua y Literatura.

¡Aaay no! – pensé – justo que me preparé para la clase de hoy, viene este tipo a dar una clase distinta... y encima tengo que ser conejito de indias...

Sigo caminando hacia el aula, llego a la puerta, me asomo lentamente por el vidrio para ver como viene la cosa.

Veo un muchacho de unos 27 a 30 años parado frente al alumnado, a mis compañeros de aula y en un costado al fondo entre ellos una señora de más o menos mi edad, que supongo debe ser la profesora que lo evalúa.

Abro la puerta despacio, digo “buenas noches” sin levantar mucho la voz y rápido me voy hacia el fondo del aula, tratando de no interrumpir y me siento delante de la profesora que evalúa.

Mis compañeros de estudio, me miraron, dos de los más jóvenes hicieron un comentario por lo bajo, pero lo suficiente para que los escuchara, “vishte ... tarde como los bomberos” mientras me miraban sonrientes.

Me tomó el pelo la profesora y ahora estos dos también. Estoy contrariado, ya me quiero ir.

Hago de tripas corazón y me siento, me acomodo, miro el reloj para ver cuanto queda … faltan 25 minutos..

Que raro, hoy la clase es menos tumultuosa que con la profesora.

Che – le digo a mi compañero Sierra – ¿de qué habla el chabón este?.

Shhh. está explicando el cuento – me contesta por lo bajo

Ah bueno.

Por favor silencio los más grandes – nos dice mirándonos el aprendiz de profesor.

¡Sonamos!... ya va por mal camino éste –pienso- voy a tratar de poner atención en lo que dice.

Veamos, voy a leerles un cuento breve –dice-

Breve.. eso es bueno – me digo- al menos no es como la amarga de la profesora con sus interminables explicaciones engorrosas…

Y pasa a leer el cuento: “hay un hombre sentado en un sillón rojo dentro de una habitación con ciertas características, se pone de pie, sale de la habitación camina y entra en una habitación con iguales características donde hay un hombre igual a él sentado en un sillón rojo y lo apuñala”.

¿y?.... –pensé -… ¿para esto vine hoy?.

Que les parece este cuento. –pregunta el pseudoprofesor -

Se produce una controversia ¿qué significa ese cuento?. Para unos el tipo se había matado a sí mismo, para otros no era la misma persona. Que no, que sí y que me importa.

Entonces el pichón de profesor, dice - así son los cuentos, siempre tienen que tener un golpe final y muchas veces pasan de lo cotidiano a lo abstracto.

Así que… bueno –dice mirando al grupo – ustedes ahora van a hacer un cuento, tienen cinco minutos.

¿Ehhh?... éste está loco,... no nos conoce,... piensa que está entre intelectuales universitarios, si algunos de estos no se como pasaron la primaria.

Mi compañero Sierra me mira y dice: “éste se desayunó con vino y no le aflojó en todo el día”... asiento con mi cabeza con una amplia sonrisa. Los más jóvenes ensayan una protesta. “¡Eeehh no profesor!, como vamos hacer un cuento en cinco minutos”… -pienso- tienen razón, estos aunque les den diez años no escriben una línea.

El pichón de profesor, impone orden. Bueno, bueno... está bien, está bien, hagan hasta donde puedan, pero en cinco minutos me van a leer que pudieron escribir.

Al menos tiene manejo de grupo –pensé- pero lo que es para el cuento… le chingó feo. –me rió para mis adentros- … ¿en ciiiinco minutos un cuento?

Bueno, pónganse a pensar en hechos cotidianos y de allí pueden sacar argumentos, siempre hay cosas inspiradoras –sigue diciendo-.

Observo alrededor mío, todos cabeza gacha, se pusieron a escribir… Miro hacia la ventana con las cortinas algo abiertas, el cielo tiene ese tinte entre verde y azulado, momentos antes estaba anaranjado amarillento..

Bueno quedan cuatro minutos. Dice el pseudo profesor

¿ehhh? Ya pasó un minuto… ¿En que estaba?...

Miro hacia la ventana con las cortinas algo abiertas, el cielo tiene ese tinte entre verde y azul, momentos antes estaba anaranjado amarillento…

Apurensé que faltan tres minutos – otra vez me desconcentra

Ay para que vine – pienso

¿Qué estaba haciendo?

Miro hacia la ventana con las cortinas algo abiertas, el cielo tiene ese tinte entre verde y azulado, momentos antes estaba anaranjado amarillento…

Piensen, que cosas les pasan siempre y pueden arrancar de ahí. –interrumpe nuevamente y sigue diciendo-- quedan dos minutos.

¡Uy.. no! – entre aquellos dos que embroman toda la clase y este tipo, no puedo pensar en nada.

Miro hacia la ventana con las cortinas algo abiertas, el cielo tiene ese tinte entre verde y azulado, momentos antes estaba anaranjado amarillento…

Vayan cerrando que falta un minuto –vuelve a interrumpir

¡Qué pesado! … este se está convirtiendo en todo un profesor

Miro hacia la ventana con las cortinas algo abiertas, el cielo tiene ese tinte entre verde y azulado, momentos antes estaba anaranjado amarillento…

…Silencio… ¡no interrumpió-

Cuando iba por esta parte de mi cuento interrumpía ´

Levanto mis ojos. Sierra sonriente me dice: “te pasaste Daniel”

¿Eh? …¿qué me pasé? …¿qué?

Los otros se levantan y me dicen: “muy bueno lo tuyo”, “fue certero”, “así se hace”, los bromistas dicen, “vishte te dije que el viejo llega tarde pero es bueno” y pasan al lado mío palmeándome la espalda.

Miro donde esta el profesor,… sentado, …mirándome, … pero sin verme.

Claro tiene un puñal clavado en el pecho... ¡¿Y a este quien lo mató?!

Detrás de mí pasa la profesora que lo evaluaba, murmurando. Este es el profesor que no llegó… a profesor.

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