EMILIANO SALVUCCI
Fecha y lugar de Nacimiento: 05/04/1981, en Barrancas, Santa Fe, Argentina.
Estudios de grado en la Universidad Nacional de Río Cuarto. Participaciones en talleres literarios en el ámbito universitario. Entre las participaciones en certámentes y antologías se destacan: 2008- Preseleccionado en el certamen de poesía “Pecados Capitales” de Ediciones La Mancha. Tema: Lujuria. 2008- Antología “Pluma, Papel y Vino”, auspiciado por el Gobierno de La Rioja, España. 2010- Antología "Sorbo de Letras", La Rioja, España. 2010- Semifinalista del certámen de poesía 'Atina Argentina'. 2011 - Antología “Una Isla en la Isla”: Premio Internacional de Poesía Latin Heritage Foundation. 2011- Antología “Poemas Inolvidables”: Latin Heritage Foundation.
- Miembro de “Poetas del Mundo”.
TEMPESTADES
Dios se desnuda en la lluvia como una caricia innumerable
Juan Ortiz.
Apresurando sus pasos
cruza el llano decidido,
bravo, temerario, audaz
aquel potro enfurecido,
el cual cabalga gallardo
guerrero siempre vencido.
Colapso febril del mundo
que aquella sabia ha urdido
su trote iracundo llega
barriendo por los caminos
y ella mostrando sedienta
rubor de hembra salvajino.
Las nobles centellas surcan
como estoques nacarinos
el manto gris y morado
que la luna se ha tejido.
Manando de las entrañas
gritos feroces, bramidos,
huyendo van las gaviotas,
los amigos y enemigos
y él marcha ciego, brutal
como enjambre a su destino.
Ya la metralla dispara,
son esclavos sometidos,
ella profana mentora
él, seminal, tempestivo,
ella, fértil creadora
él, caballero abusivo,
en un acople enervado
los dioses ya se han fundido.
(Y entre ellos mueren los hombres,
tenues sueños anodinos).
Y expurgando su pecado,
serenando el paroxismo,
revolucionada corona
el sembrador de delirios
de a poco se desvanece
en oro azul convertido.
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FIN
El mar profundo que atemoriza mis ansias
las piernas cansadas de una noche larga,
el lento atardecer de mis pulsiones
y el desamor que devoró mis ilusiones.
Serán tus tibias caricias sin alma
las que me traen el cieno de esta calma?
será la noche de tu pelo en mis manos
o los besos trémulos del pasado?
Embriagado de nítidas prisiones
encuentro absurdas tantas lecciones,
un fugaz velo negro me envuelve
al térreo y frío origen me devuelve.
Heladas pasiones por mi sangre detenida,
huyendo presurosa de mi mente vacía,
un abrazo lento, me absorbe en la noche
la parca ante mi detuvo hoy su coche.
Verás esfumar el calor de mi cuerpo,
rígido despojo desconocer el tiempo,
verás lo verdadero, el desierto,
y mis tristes ojos nunca más abiertos.
Nunca más un sonido de mi boca muerta,
ni un suspiro más que mis entrañas viertan,
ni siquiera voz que expire hórrido eco,
ya no habrá mas llanto en mis ojos secos.
Sin angustias ni latidos mi corazón quieto,
sin esperanzas, dudas, ni pensamientos,
solo un cadáver mustio, descomponiéndose,
una lucha más, desvaneciéndose.
No habrá un ayer, ni hoy ni un mañana,
ni la inercia absurda de esta vida condenada,
solo la verdadera ley de que no existe nada,
muerto el amor, que solo conmigo estaba.
las piernas cansadas de una noche larga,
el lento atardecer de mis pulsiones
y el desamor que devoró mis ilusiones.
Serán tus tibias caricias sin alma
las que me traen el cieno de esta calma?
será la noche de tu pelo en mis manos
o los besos trémulos del pasado?
Embriagado de nítidas prisiones
encuentro absurdas tantas lecciones,
un fugaz velo negro me envuelve
al térreo y frío origen me devuelve.
Heladas pasiones por mi sangre detenida,
huyendo presurosa de mi mente vacía,
un abrazo lento, me absorbe en la noche
la parca ante mi detuvo hoy su coche.
Verás esfumar el calor de mi cuerpo,
rígido despojo desconocer el tiempo,
verás lo verdadero, el desierto,
y mis tristes ojos nunca más abiertos.
Nunca más un sonido de mi boca muerta,
ni un suspiro más que mis entrañas viertan,
ni siquiera voz que expire hórrido eco,
ya no habrá mas llanto en mis ojos secos.
Sin angustias ni latidos mi corazón quieto,
sin esperanzas, dudas, ni pensamientos,
solo un cadáver mustio, descomponiéndose,
una lucha más, desvaneciéndose.
No habrá un ayer, ni hoy ni un mañana,
ni la inercia absurda de esta vida condenada,
solo la verdadera ley de que no existe nada,
muerto el amor, que solo conmigo estaba.
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Emiliano Salvucci
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