BLAS GABRIEL RIVADENEIRA
Blas Gabriel Rivadeneira nació en la ciudad de San Miguel de Tucumán en 1984. Es estudiante de la carrera de Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. Desde muy temprana edad se interesa por la escritura participando en diversos concursos literarios. Actualmente es secretario de Cultura del Centro Único de Estudiantes de Filosofía y Letras – CUEFyL- desde donde organiza junto a un grupo de compañeros jóvenes escritores de la facultad un café literario y edita una revista “Panta Rhei”, entre otras actividades culturales siempre con el objetivo de difundir lo que tienen para decir los jóvenes en términos de creación literaria hoy.
Dolores por Vuestra despedida
Y hembra es el alma de la ausente
Y hembra es el alma mía
Cesar vallejo, Trilce, IX
Te despides y me duele la V, te vas y me duele, profundamente, no sé si será el viento o las vértebras, pero es como un escozor interno, vivrante pero seco, una vivración apagada en el pecho o más adentro, en las venas, en el vientre, me duele, a mí, y eso que vos siempre fuiste la del verde, la vrisa, la lluvia, la vlusa desprendida por mis dedos avrumados frente la vruma de tanto vos, tu voz tímpana en mi oído húmedo, la vava espermática rociándome el ritmo y vos recostada sovre el avismo de los sovres perfumados y los varcos mirados con ojos perdidos en el horizonte, buscando esa votella que saves nunca tiraste pero deseas que exista como deseas que existan los elfos, los arvoles parlantes y vlancanieves y así te vas y quizá sea lo mejor, pero no negaré que extraño el mirarnos con las manos en la penumbra vurlada y penetrada, vivo ausencia de tacto: la noche, los vrazos, vramando en su omnipotencia, guías de nuestro apremio, recorrerte despacio en el vértigo de tus piernas, válvula que se abre en suculenta recepción y rozar con la varva tu escalofrío ciego hasta vever de un sorvo el violeta de tu vino, de tu espalda hecha cáliz, hecha luna, laverinto del toroso vaveo, hecha origen, ovra de sávana y tiempo… vever era vañarme en el jugo volcánico de tu volcán alado, de muslos mojados y pelo amarrado y dos cuerpos dibujando una sola somvra en la pared que oculta, culpavle, la sangre de los dedos mordidos por un grito primario, y quizá yo esté perdiendo la razón y no haya peor ciego que el que no quiere ver, pero cómo evitar este dolor intestino, esta sensación de estar volcándose, derramándome en un vaso sin fondo donde vuelvo a empezarme, de golpe el golpe, más torpe, más vlando, sin valentía ni valor, desvulvado y devaluado no tengo más remedio que aguantarme estas ganas de arañar el vidrio y vvvuscar en el espejo a ver si por ahí encuentro esa V que me falta, si por ahí, despojado de mis avideces, me encuentro en algún lado.Vlas